Generalidades:
Género superior de Asia (sobretodo tropical), desde la India
hasta Taiwán y hasta al norte de Australia. La gran mayoría de los híbridos
modernos tienen a la Vanda sanderiana en sus antepasados, una planta originaria
de la Isla de Mindanao en Filipinas. Crece en la cima de los árboles y es
bañada por el sol casi toda la mañana. Una lluvia que recibe generalmente al
principio del mediodía seguido de un tiempo nuboso donde el sol directo se
alterna con los períodos de sombra es lo que permite a la planta de no tostarse
al sol. La humedad ambiental es sumamente constante, alrededor del 80%. Estas
condiciones de cultivo se traducen, en que son muy propicios para el
crecimiento de las vandas modernas: Sol, calor, agua y humedad alta.
Los híbridos que se encuentran en viveros tienen
generalmente flores blancas más o menos moteadas de malva / azul, pero existen
vandas de todos los colores.
Las hojas se reparten por pares a lo largo de la planta,
sobre un brote único que va creciendo en altura a lo largo de los años (planta
monopodial). Las raíces engordan y tienen una gran tendencia a escaparse del
sitio donde queremos confinarlas.
Son epifitas que poseen raíces aéreas muy carnosas que se
agarran fuertemente al soporte (natural o de cultivo). Las nuevas hojas
aparecen a lo alto del crecimiento por pares mientras que las hojas maduras
desaparecen progresivamente por la parte baja, dejando una vara desnuda sobre
la cual se desarrollan raíces aéreas, gruesas, carnosas, quebradizas y algunas
veces muy largas.
Luz:
Las Vandáceas requieren mucha luz: más de 40 000 lux (4000
fc). Las especies de hojas cilíndricas (terere) son todavía más exigentes.
De Octubre a Mayo: Ponerlas a menos de 50 cm. de una ventana
que reciba al menos de 4 a 6 horas de sol directo, más si es posible. Se
recomienda su cultivo en invernadero o en galería acristalada cálida, por lo
que se pondrán en lo alto del invernadero donde recibirán el máximo de sol. En
el interior, en las regiones nórdicas preveer eventualmente en invierno un
suplemento de luz artificial.
De junio a septiembre: Sacarlas al jardín después que las
temperaturas nocturnas suban de 15º C, en un lugar donde tendrán sol durante
buena parte del día (pero protegerlas de los rayos de sol más calientes del
día, más o menos entre las 11 h y las 15 h para evitar quemaduras).
Temperatura:
Especies de clima cálido (aquellas que se encuentran más a
menudo en viveros): más de 25ºC durante el día y al menos 18-20º por la noche.
Generalmente en una habitación cálida, el sol es suficiente para calentar
localmente a la planta durante el día.
Especies de clima más frescos como V. cœrulae, V. lilacina y
V. coerulescens (muy raras en viveros): un poco más frescos; alrededor de 12ºC
por la noche (la temperatura puede bajar hasta los 5ºC en su medio natural),
5-10º de más por el día.
Riegos:
En Asia el crecimiento es continuo durante todo el año. Para
nosotros, la planta crece sobre todo entre mayo y septiembre, después ralentiza
el resto del año a la razón de que la intensidad de luz se reduce (a menos de
tener un invernadero cálido o galería acristalada bien cálida y muy luminosa en
invierno).
Para las plantas cultivadas a raíz desnuda (aconsejado
únicamente en ambientes húmedos = entre 70% y 80% de humedad): rociar
ABUNDANTEMENTE las raíces (hasta que cojan un color verde) con agua no calcárea
y ligeramente templada con un poco de abono. Las pulverizaciones deben ser al
menos cotidianas cuando la planta está en período de crecimiento, más
espaciadas el resto del tiempo. Una vez a la semana bañar las raíces de la
planta durante 30 minutos (misma agua + abono que lo dicho anteriormente). En
todos los casos, mantener alta la humedad del aire.
En interior, se recomienda el cultivo en maceta para paliar
la falta de humedad del aire. Durante el período de crecimiento activo, los
riegos deberán ser abundantes y regulares: dejar que se empape la totalidad del
sustrato en el agua con abono diluido durante 15-30 minutos para después dejar
que escurra bien. Volver a repetir la operación, cuando el sustrato esté seco
(lo que quiere decir una vez al día si es que hace mucho calor). Cuando el
crecimiento se ralentiza del otoño a principios de primavera, dejar secar el
sustrato un poco más tiempo entre los riegos pero sin dejar que la planta se
deshidrate exageradamente.
Abono:
Abono diluido (una dosis de 1/8 a ¼ para las plantas con
raíces desnudas y una dosis de ¼ a ½ para las plantas en maceta) en cada riego
cuando la planta está creciendo. Cuando las condiciones de temperatura y luz
son adecuadas, las Vanda necesitan un abono continuo para crecer bien y
florecer.
Mucho ojo con el abono concentrado, puede quemar las raíces,
sobre todo, diluirlo bien, pero fertilizarlo a menudo.
Sustrato y Transplante:
Las Vandas pueden ser cultivadas a raíz desnuda (por ejemplo
en una cesta agujereada) pero para esto, es necesario mantener una humedad alta
(70 – 80%), cosa muy difícil de obtener en el interior de manera regular.
Cuando es imposible de mantener una humedad alta (en el
cultivo interior) se pueden cultivarlas en macetas con un sustrato muy aireado
compuesto de cortezas de pino de gran calibre y de algunas fibras largas de
musgo de esfagno (cerca del 20%). Este sustrato se airea y seca rápidamente que
es lo que conviene bien a las Vandas. Regar por inmersión (15-30 minutos)
cuando el sustrato esté completamente seco, en una mezcla de agua y abono
diluido cuando la planta crece.
No se puede impedir a las Vandas de que sus raíces aéreas
crezcan un poco fuera de la maceta por todos los lados mientras se desarrolla.
No hay que dañar sus raíces que son esenciales para un buen desarrollo de la
planta.
Cuando la planta sobresale verdaderamente demasiado de su maceta se
puede transplantar. El transplante es posible todo el año por que el
crecimiento es continuo, pero hacerlo preferiblemente cuando la planta está en
un crecimiento fuerte (primavera / verano). Antes de la operación, empapar el
sustrato durante una hora en agua templada con el fin de ablandar las raíces.
Elegir una maceta, un poco más grande que el anterior para
contener las raíces y asegurar una buena estabilidad a la planta pero que
permita también una buena aireación a nivel de raíces (hacer por ejemplo
pequeños agujeros en los laterales con una pistola de cola caliente, un taladro
o un soldador). Sacar la planta de la maceta y quitar solamente el sustrato que
está en fácil acceso (no dañar las raíces bajo el pretexto de quitar todo el
sustrato viejo, si la planta crece en un cesto de plástico se puede incluso
dejarlo en el sitio), después poner la planta en su nueva maceta y rellenar los
intersticios con el sustrato nuevo comprimiéndolo bien.
Floración:
Las varas salen del tronco de la vanda, del lado opuesto a
la base de la hoja. En Asia, la floración se produce durante todo el año con un
período máximo en verano-otoño. En cultivo bajo clima templado se puede esperar
dos floraciones al año si la planta es madura y está bien cultivada. La
floración dura cerca de dos meses.
Para que florezca la planta debe haber formado cierto número
de nuevas hojas (número variable según las especies y las condiciones de
cultivo). Mientras no crezcan este número de hojas, no florecerá. Es, pues,
importante de maximizar el crecimiento de la Vanda si quiere tener floraciones
cercanas entre una y otra. Para eso, mantenerlas al calor (más de 20º C y si es
posible 25ºC o más), darles lo más posible de sol, regar regularmente y
SOBRETODO no olvidar de fertilizarlos con un abono diluido en cada riego. Si la
intensidad de luz es adecuada y se abona regularmente entonces crecerá rápido y
entonces florecerá más a menudo.
Si la planta crece bien pero no florece después de haber
formado varios nuevos pares de hojas, lo más seguro es que tiene insuficiencia
de luz. Después de la floración, se puede cortar la vara floral al
ras justo donde se une a la planta (con un utensilio esterilizado).
Problemas de cultivo:
Cuando los botones florales amarillean y caen antes de
abrirse, esto puede ser debido a una insuficiencia de luz, a una temperatura
demasiada baja, porque es una planta muy joven o débil, porque tiene un sistema
radicular dañado o por riegos insuficientes. Evitar igualmente la presencia de
frutas (manzanas, plátanos, etc.) en su proximidad y también, los cambios
bruscos de temperatura.
Una Vanda donde las nuevas hojas son cada vez más largas y
finas (pérdida en anchura) con los entre-nudos (distancia entre los pares de
hojas) cada vez más largos, eso es síntoma de falta de luz. Una planta que
recibe suficiente luz tiene las hojas de un verde claro (no amarillas ni verde
oscuro) y cerradas. Las nuevas hojas deben ser de anchura y largura al menos
idénticas a las precedentes y los entre-nudos deben ser cortos.
Las Vandas necesitan una luz intensa y calor para que tengan
buena salud. Si estas condiciones no se reúnen, la planta se estanca o se va
muriendo lentamente, las floraciones son decepcionantes o inexistentes, o son
más sensibles a la podredumbre y pierde sus hojas. Por lo que, no comprar una
Vanda si no puede darle calor (25ºC o más, nunca menos de 20º C) y luz muy
abundante.