Generalidades:
Más conocido bajo el nombre de « zapatito de Venus » a causa
de la forma de su labelo, el género Paphiopedilum cuenta con cerca de 80
especies originarias de Asia y, numerosos híbridos. Coloquialmente se le llama
“paphio”.
En los viveros se encuentran toda clase de híbridos de
colores variados, pero el aspecto general del Paphiopedilum consiste en una
mata de hojas compactas, por el que, desde su corazón, sale una vara floral más
o menos larga según las especies. La flor tiene una bolsa sobredimensionada rematada
de un largo pétalo.
Existen Paphiopedilum uniflorales (una sola flor por vara) y
multiflorales (varias flores seguidas o al mismo tiempo). El follaje puede ser
verde liso o moteado.
Luz
Luminosidad mediana (como las phalaenopsis o ligeramente
más, es decir, a menos de 50 cm de una ventana entre 2 y 4 horas de sol directo
en invierno. Poner una tela fina en verano).
Las especies de hojas verdes lisas necesitan generalmente
más luz (casi como las Cattleyas, es decir entre 4 y 6 horas de sol directo en
invierno. Poner una tela fina en verano)
A la mayoría de los híbridos corrientes encontrados que
encontramos en los centros de jardinería les gusta: 15-18ºC durante la noche y
20-23ºC durante el día.
Para las especies botánicas o híbridos primarias (híbridos
de 2 especies botánicas) hay que informarse bien, pues algunos Paphios son de
cultivo cálido y otros de cultivo frío. Por lo que es imposible de generalizar.
Riegos:
A los Paphios no les gusta que el sustrato se les seque
excesivamente a nivel de raíces, ni tampoco un medio de cultivo saturado de
agua, por que los axfisiaría. El sustrato NO debe nunca, secarse completamente
pero debe quedar siempre ligeramente mojado (nunca encharcado ni completamente
seco).
A los Paphiopedilum les gusta un sustrato donde el pH está
cercano a la neutralidad (aprox. de 6.5). Es, pues, aconsejable regarlos con
aguas calcáreas y no con agua de lluvia que favorece la acidificación del
sustrato (se puede regar con agua de lluvia si se añade regularmente dolomita
al sustrato)
Abono:
Aportar regularmente abono muy diluido en cada riego
mientras la planta crece (generalmente durante todo el año). No abonar si la
planta está estancada y no crece.
¡Mucho Ojo! A las raíces de los Paphipedilum no les gustan
nada las sales (provenientes del abono o del agua de riego) que se van
acumulando en el sustrato: Cualquier acumulación provocará que se mueran.
Fijarse bien en diluir bien el abono, utilizar un agua de buena calidad (que no
contenga muchas sales) y sobre todo enjuagar abundantemente el sustrato con
agua corriente templada una vez al mes.
Sustrato y Transplante:
Transplantar la planta cuando el sustrato está demasiado
descompuesto o cuando retenga mucha agua o demasiado abono. Se puede, por
ejemplo, utilizar cortezas de pino de granulometría fina con la condición de
vigilar los riegos con el fin de que la masa radicular no se seque
excesivamente.
Si lo que se busca es espaciar un poco los riegos se puede
igualmente trasplantarlo en una mezcla que retenga más agua, constituida de una
parte de turba rubia, 2 partes de corteza de pino fino y una parte de grava con
una buena cucharilla de dolomita por maceta (mucho ojo con algunos Paphios que
no toleran sustratos ácidos).
La turba amarilla puede eventualmente ser remplazada por
musgo de esfagno muy desmenuzado. Mucho ojo a la hora de regar los sustratos
que contengan turba o esfagno.
Floración:
La planta florece naturalmente cuando el brote alcanza su
madurez. Asegurarse de suministrarle una diferencia de temperatura día/noche de
5 o 6ºC cuando el brote ha finalizado su crecimiento.